Madrastra tetona y cachonda – Melanie Hicks
12“Ya sabes que la mayoría de los rumores sobre mí son ciertos”.
Tenía su cuerpo desnudo presionando contra el mío, con las piernas abiertas, en el hueco de la ducha. Sussan tenía su mano en la parte posterior de mi cabeza mientras absorbía el cunnilingus que le estaba proporcionando, follándola con mi lengua. "Eres bueno Michael, muy bueno". Ada tenía razón otra vez. También consciente de su gran éxito y su supuesta riqueza y su intrigante, opaca y sexual reputación. Todavía llevaba puesto su sujetador sin copa cuando me arrodillé frente a ella. "Ya no te necesito Lana". En otras ocasiones por encima de la rodilla, faldas cortas y tacones asesinos. Otro entrevistador preguntó: "¿No tuviste una aventura al principio?", a lo que Sussan respondió: "Sí, pero no creo que mi esposo lo supiera. Sussan era una delicia para los pornógrafos, una máquina sexual. Quiero darte algo para que me recuerdes, algo especial", me dijo Sussan mientras me preparaba para ducharme. Sus fotos publicitarias apenas insinuaban lo buenas que eran sus caderas y su trasero. Desde su llegada a Sídney, Sussan ha estado a la altura de su estatus legendario, mientras los espectadores la abucheaban.